Por qué es importante pagar impuestos en México.
Más que una obligación, una inversión en el país.
En México, hablar de impuestos suele despertar sentimientos encontrados, algunos los ven como una carga pesada, otros como un mal necesario, y pocos como lo que realmente son: una herramienta para sostener y hacer crecer el país, entender esta función ayuda a verlos no solo como una obligación legal, sino como una inversión colectiva en nuestra calidad de vida.
El pago de impuestos es la principal fuente de ingresos del gobierno, estos recursos se destinan a servicios que todos utilizamos a diario, aunque a veces no lo notemos: las calles por donde transitamos, las escuelas públicas donde estudian millones de niños, los hospitales y clínicas que atienden emergencias, la seguridad pública, la iluminación de las ciudades… todo esto se financia con el dinero recaudado. Un ejemplo concreto es el mantenimiento de la Carretera Panamericana, que conecta múltiples estados y permite que productores agrícolas del Bajío envíen sus cosechas a ciudades como Monterrey o Ciudad de México sin que los costos de transporte disparen los precios.
Además, los impuestos contribuyen a la redistribución de la riqueza, esto significa que el Estado utiliza parte de esos recursos para apoyar a los sectores más vulnerables mediante programas sociales, becas educativas o subsidios a ciertos servicios básicos. Por ejemplo, un joven de escasos recursos que accede a una Beca Benito Juárez o un adulto mayor que recibe su pensión del Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores están recibiendo un apoyo financiado directamente por los impuestos que todos pagamos.
Cumplir con nuestras obligaciones fiscales también fortalece la economía del país, cuando el gobierno tiene finanzas sanas, puede planear a largo plazo, atraer inversión extranjera y mantener la estabilidad monetaria. En cambio, si la recaudación es baja, se recurre al endeudamiento, lo que puede afectar la capacidad de financiar proyectos futuros, un claro ejemplo de esto es cuando, en los años 90, México tuvo que destinar gran parte de su presupuesto al pago de deuda externa, reduciendo el dinero disponible para salud, educación e infraestructura.
Incluso en situaciones de emergencia, como desastres naturales, contar con una recaudación sólida marca la diferencia, el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), por ejemplo, permitió en su momento la reconstrucción de viviendas e infraestructura tras huracanes y terremotos. Sin una base sólida de ingresos fiscales, la respuesta ante este tipo de crisis sería mucho más lenta y limitada.
En resumen, pagar impuestos en México es mucho más que evitar multas o sanciones: es una manera de contribuir activamente al bienestar colectivo, si bien es legítimo exigir que esos recursos se administren con transparencia y eficiencia, nuestra responsabilidad como ciudadanos comienza con cumplir esta obligación, solo así se puede construir un país con mejores oportunidades, servicios y calidad de vida para todos.